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UNA ESCUELA PARA SER

EXPERIENCIA GESTÁLTICA EN EL AULA

Charlotte Mateo García

Desde que nació la escuela, el niño dejó en parte de aprender de manera natural usando todos sus sentidos, su capacidad emocional y su mente. Desde entonces y durante siglos, el niño iba a la escuela para ser adoctrinado o simplemente instruido. Hay que esperar siglos para que la escuela evolucione considerando al niño como un ser. La filosofía, la evolución de la pedagogía, los descubrimientos de la medicina, los conocimientos en psicología y psiquiatría han hecho evolucionar muy lentamente la educación escolar en particular al final del siglo XX. Sin embargo, en las escuelas sigue habiendo conflictos, infelicidad en algunos niños, fracasos que los maestros o directores de centros escolares no saben cómo solucionar. Y es que a pesar de esa gran evolución de la enseñanza, a menudo uno vuelve fácilmente a los modos en los que uno ha sido educado y se da cuenta que no sabe qué hacer para resolver problemas. El maestro entonces pone castigos absurdos, expulsa al niño perturbador de la clase o descarga su responsabilidad al director del centro que a su vez toma medidas estrictas expulsando al niño de la escuela como única solución.
Por experiencia personal, creo que un docente con una formación en Terapia Gestalt está más preparado para guiar y ayudar al niño en todas las facetas de su desarrollo.

La terapia Gestalt es una terapia de crecimiento personal que pretende ayudar a vivir mejor y plenamente. Se enmarca dentro de las corrientes de psicoterapias humanistas que surgieron al final del siglo pasado debido a la despersonalización y deshumanización del ser humano. Se orienta tanto hacia el tratamiento de dificultades concretas como hacia la realización y el crecimiento personal.
La aplicación de la Terapia Gestalt en la escuela permite un desarrollo más integral del niño y la prevención de una vida más sana para el futuro adulto.

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